miércoles, 5 de junio de 2013

IMPERIALISMO

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IMPERIALISMO.


 Es la doctrina política que justifica la dominación de un pueblo o Estado sobre otros; habitualmente mediante distintos tipos de colonización (de poblamiento, de explotación económica, de presencia militar estratégica) o por la subordinación cultural (aculturación). Los términos "imperialismo" y colonialismo, muy relacionados, no son estrictamente sinónimos. Los Imperios han existido a lo largo de toda la historia, desde su mismo comienzo en la Edad Antigua, pero el uso del término "imperialismo" suele limitarse a la calificación de la expansión europea que se inicia con la era de los descubrimientos (siglo XV) y se prolonga durante toda la Edad Moderna y Edad Contemporánea hasta el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial. Más específicamente, la expresión Era del Imperialismo, utilizada por la historiografía, denomina al periodo que va de 1871 a 1919, en que se produjo una verdadera carrera para construir imperios coloniales, principalmente con el llamado reparto de África. A ese periodo se refieren dos de los textos más importantes que fijaron el concepto: Imperialismo, a study, de Hobson, y El imperialismo, fase superior del capitalismo, de Lenin.
La perspectiva marxista entiende el imperialismo no esencialmente como una forma de dominación política, sino como un mecanismo de división internacional del capital y el trabajo, por el que la propiedad del capital, la gestión, el trabajo de mayor cualificación y la mayor parte del consumo se concentran en los países "centrales"; mientras que en los países "periféricos", que aportan el trabajo de menor cualificación y los recursos naturales, sufren un intercambio desigual que conduce a la explotación y el empobrecimiento. En politología también se emplea la nomenclatura "norte-sur" para esta forma de relación.



LAS EXPLORACIONES GEOGRÁFICA ABREN EL CAMINO A LA EXPANSIÓN COLONIAL.

En el contexto del gran desarrollo económico, científico y tecnológico que experimentó Europa especialmente durante la segunda mitad del siglo XIX, se generó un considerable interés por impulsar exploraciones geográficas que permitieran conocer aquellas partes del planeta que permanecían ignoradas para el europeo. Fue así como se organizaron innumerables sociedades científica que impulsaron una serie de viajes exploratorios. Las regiones más visitadas correspondieron a Asia y, especialmente, al África, de la cual se conocían principalmente sus fajas costeras.
Entre los exploradores más importantes se puede mencionar a Park y Clipperton  que recorrieron el Nigeria  Speke y Burato  que remontaron el Nilo hasta sus fuentes; Stanley y Linvington, quienes se internaron por los ríos Zambeze y por el Congo; Barth, Rohirs y Nachtigal, que cruzaron el desierto del Sanara  eta. De tal manera, Africa iba siendo conocida cada vez más.
También revistieron mucho interés las exploraciones realizadas por el polo. En 1909 Peary logró llegar al polo norte y tres años más tarde Amundsen hacía lo propio en el polo sur.
La gran importancia de las exploraciones geográficas citadas, así como también de otras de menor repercusión, radicó en el hecho de que los exploradores prepararon el camino a las empresas comerciales, a los Estados y a los ejércitos de los países europeos en proceso de expansión, los que así veían facilitada su labor de incorporar dichos territorios como áreas de dominación colonial.

ORIGEN Y DESARROLLO.

El origen del imperialismo se remonta a la antigüedad y ha adoptado distintos modelos a lo largo de la historia, siendo algunos de ellos más frecuentes que otros dentro de un periodo histórico concreto. En el mundo antiguo la práctica del imperialismo daba como resultado una serie de grandes imperios que surgían cuando un pueblo, que generalmente representaba a una determinada civilización y religión, intentaba dominar a todos los demás creando un sistema de control unificado. El imperio de Alejandro Magno y el Imperio romano son destacados ejemplos de esta modalidad.
Por el contrario, el imperialismo europeo de comienzos de la era moderna (1400-1750) se caracterizaba por ser una expansión colonial en territorios de ultramar. No se trataba de un país que intentaba unificar el mundo sino de muchas naciones que competían por establecer su control sobre el sur y sureste de Asia y el continente americano. Los sistemas imperialistas se estructuraron de acuerdo con la doctrina del mercantilismo: cada metrópoli procuraba controlar el comercio de sus colonias para monopolizar los beneficios obtenidos.
A mediados del siglo XIX apareció otra variante, el imperialismo del librecambio. Esta modalidad perduró en este periodo pese a que el mercantilismo y la creación de imperios oficiales estaban disminuyendo de forma significativa. El poder y la influencia de Europa, y sobre todo de Gran Bretaña, se habían extendido de manera oficiosa, esto es, haciendo uso de vías diplomáticas y medios económicos, en lugar de seguir canales oficiales como la creación de colonias. Sin embargo, el imperialismo basado en el librecambio desapareció pronto: hacia finales del siglo XIX las potencias europeas habían vuelto a practicar el imperialismo consistente en la anexión territorial, expandiéndose en África, Asia y el Pacífico.
Desde que terminó la II Guerra Mundial y la mayoría de los imperios reconocidos se disolvieron, ha prevalecido lo que podríamos calificar como el moderno imperialismo económico, donde el dominio no se manifiesta de manera oficial. Por ejemplo, Estados Unidos ejerce un considerable control sobre determinadas naciones del Tercer Mundo debido a su poder económico y su influencia en algunas organizaciones financieras internacionales, tales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Del mismo modo, las potencias europeas han seguido interviniendo de forma significativa en la vida política y económica de sus antiguas colonias, por lo que han sido acusadas de practicar el neocolonialismo, que consiste en ejercer la soberanía de una nación sin que exista un gobierno colonial oficial.

JUSTIFICACIONES DEL IMPERIALISMO.

Las razones por las cuales los estados han aspirado a crear imperios a lo largo de la historia son de diversa índole, y podrían clasificarse, en términos generales, dentro de tres grupos: económicas, políticas e ideológicas. Asimismo, pueden distinguirse diversas teorías en razón del elemento al que se dé más relevancia.

LOS MÓVILES ECONÓMICOS

Los intereses económicos son los más habituales cuando se trata de explicar este fenómeno. Los defensores de esta concepción sostienen que las naciones se ven impelidas a dominar a otras para expandir su economía, adquirir materias primas y mano de obra, o para dar salida a los excedentes del capital y producción. La teoría más notable que vincula el imperialismo con el capitalismo es la de Karl Marx. Lenin, por ejemplo, consideraba que la expansión europea del siglo XIX era la consecuencia inevitable de la necesidad de las economías capitalistas europeas de exportar su excedente de capital. Del mismo modo, los marxistas contemporáneos explican la expansión de Estados Unidos en el Tercer Mundo basándose en imperativos económicos.

LOS MÓVILES POLÍTICOS

Otros autores hacen hincapié en los condicionantes políticos y alegan que la razón principal por la que los estados tienden a expandirse es el deseo de poder, prestigio, seguridad y ventajas diplomáticas con respecto a otros estados. Según esta corriente, el objetivo del imperialismo francés del siglo XIX era recuperar el prestigio internacional de Francia después de la humillación que supuso la derrota en la Guerra Franco-prusiana. En este mismo sentido, la expansión de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en la Europa del Este a partir de 1945 puede explicarse como una medida de seguridad: la necesidad de protegerse ante otra posible invasión desde la frontera occidental.


LOS MÓVILES IDEOLÓGICOS

La tercera explicación se centra en los móviles ideológicos o morales. De acuerdo con esta perspectiva, algunos países se ven impulsados a extender su influencia para difundir sus valores políticos, culturales o religiosos. Uno de los factores que propiciaron la constitución del Imperio Británico fue la idea de que era responsabilidad del ‘hombre blanco’ civilizar a los pueblos ‘atrasados’. La expansión alemana que tuvo lugar durante el gobierno de Adolf Hitler se basaba en gran medida en la creencia en la superioridad inherente a la cultura alemana. El deseo de Estados Unidos de "proteger al mundo libre" y el interés de la antigua Unión Soviética por "liberar" a los pueblos de la Europa del Este y del Tercer Mundo son también un ejemplo de este tipo de imperialismo.

EL IMPERIALISMO COMO RESPUESTA A
CONDICIONANTES EXTERNOS

Por último, otras teorías explican el imperialismo basándose en las circunstancias políticas de las naciones más débiles, en lugar de enfatizar los móviles de las naciones poderosas. La interpretación que ofrecen señala que es posible que las potencias más fuertes no tengan intención de expandirse, pero que se ven obligadas a hacerlo debido a la inestabilidad de otras naciones; los compromisos con los imperios del pasado son la causa de nuevas acciones imperialistas. La conquista de la India emprendida por Gran Bretaña y la colonización rusa de Asia central en el siglo XIX son ejemplos clásicos de este tipo de imperialismo.

LAS CONSECUENCIAS DEL IMPERIALISMO.

Los efectos del imperialismo suelen girar en torno a los aspectos económicos, dado que esta perspectiva es la que prevalece en los debates sobre sus posibles móviles. La polémica surge entre aquéllos que creen que el imperialismo implica explotación y es la causa del subdesarrollo y el estancamiento económico de las naciones pobres, y los que alegan que, pese a las ventajas que proporcionó esta situación a las naciones ricas, también las naciones pobres se beneficiaron, al menos a largo plazo. Es difícil decantarse por una u otra concepción por dos motivos: de un lado, no se ha llegado a un consenso sobre el sentido del término explotación; y de otro, no es fácil separar las causas internas de la pobreza de una nación de las que son de índole internacional. Lo que resulta evidente es que el efecto del imperialismo ha sido desigual: unas naciones han obtenido mayores ventajas económicas que otras de su contacto con potencias más ricas. India, Brasil y otros países en vías de desarrollo incluso han comenzado a competir económicamente con sus antiguas metrópolis. Por ello, sería aconsejable examinar la repercusión económica del imperialismo atendiendo a cada caso en particular.
Las consecuencias políticas y psicológicas del imperialismo son igualmente difíciles de determinar. Este fenómeno ha demostrado ser destructivo y creativo a la vez: ha destruido instituciones tradicionales y formas de pensar, y las ha sustituido por las costumbres y mentalidad del mundo occidental, ya se considere esto un beneficio o un perjuicio.

LOS GRANDES IMPERIOS COLONIALES.

Como producto de la expansión colonial imperialista de los países europeos, se formaron una serie de imperios, algunos de los cuales, como el británico, venían constituyéndose gradualmente desde un par de siglos atrás. De entre los más importantes podemos destacar los siguientes:


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EL IMPERIO BRITÁNICO.

. Fue éste el más grande de todos los existentes. Estaba compuesto de posesiones ubicadas en los más diversos puntos del planeta. En el Asia contemplaba a la India, Afganistán y Birmania, a las que hay que agregar Malaca y Singapur. Además, los ingleses poseían una serie de privilegios en algunos puertos chinos, como eran los casos de Cantón, Hon-Kong y Shanghái, entre otros, con los cuales realizaba un activo comercio.
En el Mediterráneo el Imperio Inglés contaba con una serie de posesiones cuya finalidad principal era servir como enlace con sus dominios asiáticos, especialmente con la India. Para tales fines se procedió a construir el canal de Suez, inaugurado en 1869. Los puntos de apoyo con que los británicos contaban en el mediterráneo era el peñón de Gibraltar y la isla de Malta principalmente. Desde esta última, a través del canal de Suez, era posible la comunicación con Edén, en la península arábiga y desde allí con la India.
Con el objeto de controlar el canal de Suez, los británicos se lanzaron a la conquista de Egipto, desplazando la influencia francesa que allí era considerable. También se apoderaron del Sudan, ubicado inmediatamente al sur. En la parte austral del continente africano llegaron a controlar el Cabo y luego Rhodesia con la intención de enlazar estas posesiones con sus dominios en el norte del continente a través de un corredor en dirección norte-sur, cosa que no lograron debido a que se lo impidieron otras potencias imperialistas. Otras posesiones inglesas en África fueron Nigeria, Somalía, Kenia y Uganda.
En Oceanía el Imperio Británico poseía Nueva Zelanda , y una serie de archipiélago. En Norteamérica controlaba el Canadá; en el Caribe, Jamaica. En Sudamérica, la Guayana Inglesa y las Islas Malvinas. De tal modo, el Imperio Inglés tenía el carácter universal.

EL IMPERIO FRANCÉS: Por su extensión e importancia constituyó en el segundo imperio, después del inglés. Sus posesiones se extendían también por diversos continentes.
En África las colonias francesas en gran medida se situaban en las costas mediterráneas, como era el caso de Argelia, Túnez y Marruecos. Igualmente importantes eran las posesiones ubicadas en la parte occidental y central del continente, que incluían a Senegal, Costa de Marfil, Benín y Chad. A ello hay que agregar la isla de Madagascar.
A partir de Napoleón III Francia comenzó a conquistar territorios en el sudeste asiático. Con el dominio de Annam, Tomkin y Laos se constituyó la llamada Unión Indochina .
En Oceanía, Francia estableció su dominio sobre una serie de islas , entre las que destaca la de Nueva Caledonia .
En Norteamérica se mantuvo la posesión de ciertas islas en la costa oriental del Canadá. A ellas deben agregarse algunas colonias menores en el Caribe y en Sudamérica, tales como Haití y la Guyana Francesa.

EL IMPERIO RUSO: A diferencia de los dos anteriores, el Imperialismo Ruso se caracterizó por el hecho de que se extendió en territorio asiático, abarcando principalmente todas aquellas regiones ubicadas al este de los Urales. En tal dirección, se llegó a dominar hasta el Pacífico. Luego, tal dominio se extendió hasta el Turquestán Occidental y Pamir.
Una de las constantes de la política de los Zares era conseguir influencia en los Balcanes y obtener una salida hacia el mediterráneo. Sin embargo, ello no fue conseguido debido a que aquella región era también una zona de interés para Austria y otras potencias.

EL IMPERIO BELGA: Abarcó esencialmente la cuenca del Congo, ubicada en el centro de África. El status de esta colonia fue la de Estado Libre bajo la soberanía de la persona del rey belga, pero esto no era más que una ficción jurídica puesto que el Congo era objeto de una intensa explotación económica. Antes de su muerte, el Rey Leopoldo II traspasó la propiedad del Congo a manos del pueblo belga.

ALEMANIA E ITALIA: Imperios tardíos. Estas dos naciones entraron con demora en el proceso de expansión colonial debido a que tuvieron que emplear sus esfuerzos en completar su unificación nacional, la cual, como se ha visto atrás, culminó solo en 1870. Solo entonces estuvieron en condiciones de empezar su expansión territorial. Sin embargo, cuando esto ocurrió, la mayor parte de los territorios extra continentales ya habían sido controlados por los imperios más poderosos. Esto obligó tanto a Alemania como Italia, a efectuar una política exterior agresiva, ya que no podían declararse satisfechas con el status internacional. Alemania consiguió ocupar territorios en África como Eritrea y parte de la costa de Somalia, después, en 1911, logra arrebatar a los turcos Trípoli y Cirenaica. Italia obtuvo algunos sectores del norte de África.

PORTUGAL Y ESPAÑA: Ambos países constituyeron potencias coloniales decadentes. Las posesiones que lograron retener no eran el producto de la expansión de sus economías, sino los restos de sus antiguos imperios coloniales.
Portugal, pese a todo, consiguió mantener sus dominios sobre Angola y Mozambique, mientras que España perdía los últimos restos de su imperio americano, Cuba y Puerto Rico, los que pasaron a manos de los EE.UU., al igual que Guam y las Filipinas, después de la guerra hispanoamericana de 1898. En África, España mantuventerísimas posiciones, entre ellas el Sahara Español.




ESTADOS UNIDOS: Sobre todo durante la segunda mitad del siglo XIX, los EE. UU. Experimentaron un gran crecimiento económico y un enorme desarrollo de sus industrias. Esto generó la base para su ulterior expansión, la que en primer término se hizo dentro del propio continente en dirección al oeste, llegando hasta el Pacifico. Luego, en el norte, el gobierno norteamericano compró al zar de Rusia el territorio de Alas ka (1867). A fines del siglo los EE.UU., imponían su influencia en el Caribe y Centro América.
Cuba, luego de la guerra hispanoamericana, quedo convertida en una virtual colonia estadounidense, lo mismo que Puerto Rico y Filipinas. Luego advino la anexión de las islas de Hawai y la del Canal de 
Panamá. La vida emica y, en cierto modo política de Centroamérica, quedó de intervenida por los intereses económicos estadounidenses cono.

JAPÓN.: Se verificó durante los últimos años del siglo XIX luego que el país experimentara un rápido proceso de industrialización. La esfera de expansión del Japón fue el Asia oriental. Después de una guerra con China, los japoneses lograron controlar la isla de Formosa (1895). En 1905, después de vencer a Rusia, Japón pudo establecer su protectorado sobre Corea, dominar Puerto Arturo y la parte sur de la isla de Sajalín.
LOS TIPOS DE COLONIAS.

Dentro de los imperios coloniales, no todas las posesiones tenían el mismo valor ni tampoco cumplían las mismas funciones. Desde el punto de vista es posible distinguir tipos de colonias. A lo menos se pueden señalar los siguientes tipos:
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Colonias de posesión: que eran aquellas que servían como puntos de apoyo, ya fuese en el aspecto militar o de las comunicaciones, colaborando a los fines de la cohesión y la seguridad del respectivo imperio. Ejemplo típico de ello era la isla de Malta y Edén dentro del imperio británico.

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Colonias de Explotación: que eran aquellas cuya finalidad consistía en proporcionar distintos tipos de recursos, principalmente materias primas, a la metrópoli respectiva. Aquí solían instalarse las grandes empresas y explotar los recursos económicos existentes, utilizando para ello la mano de obra indígena.

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Colonias de poblamiento: cuyo rasgo típico consistía en que en ellas se establecía una importante cantidad de personas proveniente de la metrópoli como habitante permanente. Tales eran los casos de Canadá y Australia, por ejemplo.
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LA IDEOLOGÍA DEL COLONIALISMO.

El desarrollo del colonialismo y del imperialismo trajo consigo una serie de manifestaciones ideológicas típicas. Ellas constituyeron una forma de justificación y, a la vez, una defensa de la actividad colonia lista e imperialista.
Entre los rasgos más importantes de tales expresiones ideológicas sobresalen los siguientes:

·         Un acentuado nacionalismo, que tendía a colocar a la propia nación por sobre las demás, exagerando sus virtudes y proclamando la posesión de cierta misión universal.
·         Una creencia sobre la superioridad del hombre frente a las poblaciones de color, la ideología colonia lista proclamaba la misión civilizadora que supuesta mente le correspondía desempeñar al europeo, misión que presuntamente debía realizarse a través de la constitución de los imperios coloniales.
·         Un espíritu misionero y evangelizador.
Por cierto que todas estas concepciones eran una especie de vehículo de intereses económicos y políticos muy materiales.


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La expansión colonia lista e imperialista trajo consigo una serie de conflictos entre los diversos países europeos. Ellos fueron particularmente graves en lo que se refiere al reparto de África. Con el propósito de establecer criterios comunes sobre estas materias a fin de evitar los choques y las tensiones internacionales que de ellas se derivaban, el canciller alemán Otto Von Bismarck convocó en Birlen a una conferencia en la cual se establecerían los principios básicos de ocupación del continente negro. En el fondo, se trataba de fijar las reglas esenciales de su repartición.
La Conferencia estableció los siguientes acuerdos sobre los temas en discusión:
Para reclamar la posesión de un determinado territorio, sería necesario que la potencia reclamante lo ocupara efectivamente; los títulos teóricos ni los derechos históricos serían válidos al margen de la ocupación efectiva.

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CAUSAS

ECONÓMICAS. 
La crisis 1873 provocó el descenso de los precios, y con ello el proteccionismo, es decir, la protección de los productos propios de cada país prohibiendo la entrada de artículos extranjeros o gravándolos con impuestos. Esto dio lugar a la necesidad de encontrar nuevos mercados que no estuvieran controlados por dicho sistema. Por otra parte, potencias capitalistas europeas como InglaterraPaíses Bajos y Francia necesitan dar salida a su excedente de capital y lo hacen invirtiéndolo en países de otros continentes estableciendo préstamos, implantando ferrocarriles, instalando puertos, etc. Además estos países necesitan buscar materias primas para sus industrias ya que, empiezan a agotarse o a escasear en Europa. La Segunda Revolución Industrial, por otra parte, necesita de nuevas materias primas de las que Europa no dispone o escasean, como plata, petróleo, caucho, oro, cobre, etc. las causas económicas fueron el fruto de la expansión del capital industrial y se vieron obligados a buscar territorios nuevos donde pudieran invertir el exceso de capitales acumulados, estos capitales encontraron una productiva salida en forma de créditos otorgados a la minoría de los indígenas.
DEMOGRÁFICAS.
En Europa, entre 1850 y 1914, se produjo un gran aumento demográfico, llegando incluso a duplicarse su población, por lo que en algunos países empezaban a escasear los recursos. Gran parte de la población, unos 40 millones de europeos, no tenía otra salida que marcharse a las colonias de su respectivo país ya que no contaban con trabajo, ni con alimentos suficientes para abastecerse todos y cambiaron su residencia en busca de riquezas y mejores condiciones de vida.
DARWINISMO SOCIAL.
Véase también: Darwinismo social.
Adoptado por los imperialistas, sobre todo en Inglaterra, para excusar sus actuaciones. Tras conocer las teorías de Darwin sobre la evolución de las especies por selección natural, sostenían que, al igual que las distintas especies o razas, las sociedades más avanzadas tenían derecho a imponerse y a seguir creciendo aunque fuera a costa de las más inferiores o retrasadas.

CIENTÍFICAS.
Existía un fuerte interés por descubrir y analizar nuevas especies de animales y plantas, conocer nuevos territorios y realizar investigaciones de todo tipo. Esto hace que muchos científicos deseen progresar, lanzándose a la aventura consiguiendo a cambio grandes avances en campos como la biología y la botánica.
TÉCNICO-POLÍTICAS.
Algunos políticos quieren hacer olvidar rápidamente sus derrotas consiguiendo nuevos territorios. La navegación también fue un factor importante ya que los barcos de vapor, ahora capaces de llegar mucho más lejos, necesitan disponer de puntos costeros por todo el mundo para poder reponer las existencias de carbón, por lo que cuando el establecimiento de estos pasó a manos del estado, en lugar de limitarse a dicho punto, este intentó controlar cada vez más territorio. Allí donde se tenga un predominio político se tendrá el predominio de los productos, un predominio económico.
MILITARES Y GEOESTRATÉGICAS. 
El periodo entre 1871 y 1914 fue de paz entre las principales potencias europeas, la denominada Bella Época (Belle Époque). La disponibilidad de un creciente potencial demográfico para el alistamiento se puede emplear en territorios extra europeos, siguiendo o precediendo a la expansión colonial económica de las empresas y a la emigración.
Las razones geoestratégicas eran resultado de la competencia por el dominio de rutas navales (escalas necesarias para el repostaje de los buques) y de espacios continentales clave, como la denominada área pivote del Asia Central o el imperio continuo en África (la continuidad territorial entre las bases navales en mares opuestos).









CONSECUENCIAS.

DEMOGRÁFICAS.
En general, la población sufrió un incremento al disminuir la mortalidad, por la introducción de la medicina moderna occidental y mantenerse una alta natalidad. Ello se tradujo en un desequilibrio entre población y recursos, que aún hoy día persiste. No obstante, en algunas zonas, la población autóctona sufrió una drástica reducción (especialmente durante la primera fase del imperialismo), como consecuencia de la introducción de enfermedades desconocidas (viruela,gripe, etc). En otros lugares, la población indígena fue simplemente reemplazada por colonos extranjeros
ECONÓMICAS.
La explotación económica de los territorios adquiridos hizo necesario el establecimiento de unas mínimas condiciones para su desarrollo. Se crearon infraestructuras destinados a dar salida a las materias primas y agrícolas que iban destinadas a la metrópolis. Las colonias se convirtieron en abastecedoras de lo necesario para el funcionamiento de las industrias metropolitanas, mientras éstas colocaban sus productos manufacturados en los dominios. La economía tradicional, basada en una agricultura autosuficiente y de policultivo, fue sustituida por otra de exportación, en régimen de monocultivo, que provocó, en gran medida, la desaparición de las formas ancestrales de producir y la extensión de cultivos
SOCIALES.
Las consecuencias sociales se manifestaron en la instalación de una burguesía de comerciantes y funcionarios procedentes de la metrópolis que ocuparon los niveles altos y medios de la estructura colonial. En algunos casos, se asimilaron determinados grupos autóctonos dentro de la cúspide social. Se trataba de las antiguas élites dirigentes y de miembros de determinados cuerpos del ejército o la función pública colonial. En ambos casos su asimilación fue acompañada de una profunda occidentalización. Cuando, a raíz del proceso de descolonización, comienzan a surgir estados a partir de lo que fueron colonias, esos grupos sociales ocuparán una posición relevante en la administración y el gobierno de los nuevos países.


POLÍTICAS.
Los territorios dominados sufrieron un mayor o menor grado de dependencia respecto a la metrópoli, en función del tipo de organización administrativa que les fue impuesto. Sin embargo, esta dependencia no estuvo exenta de conflictos, que fueron el germen de un anti imperialismo protagonizado generalmente por las clases medias nativas occidentalizadas, que reclamaban la toma en consideración de las tradiciones autóctonas. Ello se canalizó a través de las premisas del juego democrático que las metrópolis defendían para sí mismas pero que negaban a sus colonias: libertad, igualdad, soberanía nacional, etc.

CULTURALES. 
El imperialismo condujo a la pérdida de identidad y de valores tradicionales de las poblaciones indígenas y a la implantación de las pautas de conducta, educación y mentalidad de los colonizadores. Asimismo, supuso la adopción de las lenguas de los dominadores (especialmente el inglés, el francés y el español). Ello arrastró a una fuerte aculturación. La religión cristiana (católica, anglicana, protestante, etc) desplazó a los credos preexistentes en muchas zonas de África o bien se fusionó con esas creencias, conformando doctrinas de carácter sincrético.

ECOLÓGICAS. 
La introducción de nuevas formas de explotación  agrícola e inéditas especies vegetales y animales provocaron la modificación o destrucción de los ecosistemas naturales. Así, por ejemplo, el bisonte fue casi exterminado en las praderas americanas; el conejo se convirtió en una auténtica plaga tras su introducción en Australia, donde carecía de depredadores naturales; las grandes selvas tropicales fueron objeto de deforestación causada por la sobreexplotación maderera y la introducción de los monocultivos de plantación; los ríos fueron contaminados con residuos procedentes de los sistemas de extracción de metales preciosos.


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